BENJAMÍN LARDIES:
UN MAESTRO ARTESANO DE LA MADERA Y EL BOJ.
La palabra “Boj” Buxo o bucho en Aragonés deriva de la romana “Buzos” y ésta a su vez de la griega “buxas”, cuyo significado es vaso. Este nombre dado al arbusto podría relacionarse al que al conocer las cualidades de su madera (pequeños troncos perfectos para “sacar” de ellos una sola pieza) que permitían tallar perfectos recipientes.
En épocas pasadas, raro era aquel pastor que durante las largas jornadas de trabajo, mientras vigilaban en nuestro Valle de La Guarguera, los rebaños, no pasaba las horas tallando pequeñas piezas de madera con los “buchos”. Una labor que, aun sin ser un ofició en sí mismo, constituyó una ayuda sin igual en la elaboración de útiles de cocina, tales como vasos, palas, tenacillas, cucharas, tenedores, rasquetas, bolillos, bastones, empuñaduras y mangos de herramientas, juguetes, adornos como aderezos y peinetas que se regalaban a mozas y novias y que pudieran ser comparables, por su laboriosidad y belleza a la de orfebres y escultores de nuestros días. Unos auténticos maestros artesanos.
Si en el Museo Ángel Orensanz de Artes Populares del Serrablo podemos observar piezas de antaño, talladas en esta madera concordantes a la enumeración dada, en Laguarta, podemos presumir que en la actualidad tenemos a nuestro Maestro Artesano de la Madera: Benjamín.
Benjamín, hoy jubilado, amante de nuestros montes, tiene en la era de Chaime su taller. De este lugar salen las piezas trabajadas con el cariño, la paciencia y el esmero que le caracterizan. Extraño es no encontrar un tenedor, una cuchareta, una frasqueta en las casas de nuestro pueblo que no haya sido tallada y trabajada con sus manos y sus peculiares y artesanales herramientas.
Hace tan solo unos días, nos enseñaba una de sus últimas obras que hoy preside el patio de Casa Chaime, la casa que desde hace siglos da cobijo a los Moradores y antepasados de su mujer: Felisa de Chaime. Una señora siempre atenta, risueña, cariñosa y hospitalaria.
Cuando visitas Laguarta, siempre es la casa en la que un café siempre recién hecho te ha esperado, esa en la que siempre la puerta ha estado abierta y la hospitalidad que tanto Norberto, Justino, Felisa y Benjamín (sus habituales guardianes) han dispensado a todo aquel amigo, vecino o visitante que ha parado y saludado.
Con Benjamín, Felisa y Justino, el pasado fin de semana, tuvimos la suerte, José Mª “Cudillo” y yo, de visitar y conocer la forma de trabajar esta madera. Observábamos atentos como las expertas manos de Benjamín sacaban enumerables eslabones, todos cerrados, de un tronco de bucho, ayudado solamente de punzón, martillo, lima y rasqueta...
Este es el pequeño recuerdo y homenaje que nuestra web quiere dispensar a nuestro Artesano por excelencia. Deseamos que muy pronto, podamos preparar una exposición y que turistas y visitantes puedan disfrutar de este arte cuya ciencia ancestral pasaba de generación en generación arropado por el tiempo y la faena pastoril y que ojalá, el trajín y el estrés del siglo XXI, no termine con ella.
Importante es decir, que la declaración del BUCHO como arbusto protegido, permite tallar exclusivamente de aquellos brotes que la propia naturaleza rompe del mismo (nevadas, pedriscos, ventoleras, ...)
Texto: Karlota Albás
Fotografía: José Mª Cudillo.
Las fotografías que acompañarán esta entrada... Disponibles a partir de las 00.00 horas de mañana 25/11/10.
ResponderEliminar¿y las fotos? queremos verlas
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