Aurora,
Abu:
Decías
siempre que si se va de visita, mínimo llevar un kilo de café, más en tu casa
siempre café de manga y cafetera llena.
Y que lo primero que toca en la vida es agradecer. Por ello, en estos momentos
tristes y difíciles, pero con la tranquilidad que nos da el haberlo dado todo
por ti, tu hijos, nietos y bisnietos, agradecemos en primer lugar la presencia,
el aliento y el ánimo de todos los presentes y de aquellos, que a lo largo de
este tiempo, nos lo habéis transmitido, nos habéis arropado, te han acompañado. Obligado el dar las gracias a todas aquellas
personas, que en el tramo más difícil de Aurora, le hicieron su vida un poquito
más fácil: residencia, cuidadoras, voluntarios, médicos, enfermeras,… de todo
corazón gracias.
Este es un
momento de despedida, y vamos a hacerlo como a ella le gustaba, como ella nos enseñó,
desde pequeños y arrullados en su casi inexistente falda y protegidos bajo tu
ala. Yaya, hoy te contamos esa historia tan bonita, de aquella abuela mágica, que
fue nuestra hada madrina, que con su magia convertía Tetrabiks de leche en
cocinetas de diseño; que con el fruto de “o Bucho” jugaba a las comidetas; que
con sus manos y tristes noticias de periódicos esculpía majestuosas pajaritas y
barquitos de papel que hoy navegan por el Guarga. Aquellas manos que nos tejían
calcetines con tres agujas, nos cocinaba en cazoleta de estrébede, jugaban a
pulgaretas y estrujaban nuestra cara cuando mil besos nos dabas.
Yaya nunca olvidaremos que es eso del Cabo
daño, como se juega un guiñote, las damas y caballeros, como se siega con hoz,
los dichos y los refranes, escribir una postal, el sabor a chocolate y los
domingos de ramos.
Dura vida
montañesa, que no reblo con tu ánimo, con
tus mimos, tus abrazos, tus besos de mariposa, y adaptarte a una ciudad,
¡Coraje del de verdad!
Cuando
llegues a San Pedro, dile que eres de La Orosia y del Urbez del Sarrablo, y que
en lo alto de Lo Vico, te está esperando Bernardo; Y a su lado presuroso, está
Paco, tu cuñado. Ellos calmarán tu alma, y la llenarán de abrazos. A besos te comerán
Fidel y Victoria, nada más te vean llegar. Unos padres que por fin a su hija
abrazarán, podrán saciar con su alma, los abrazos que una vida y una guerra les
hizo imposible dar.
Y a lo
lejos, como el Águila Imperial, el abuelo “Papá Ángel”, tu sueño quiere volver
a velar. Y en sus bolsillos de gloria, chocolate encontrarás, como lo hicieras
de niña, en la Cantina de Jorge, aquel que fuera tu hogar. ¡Mil onzas de
chocolate, quisiera hoy hasta el cielo, poder hacerte llegar!
San Úrbez 1987 |
No temas el
viaje abuela, con el eco de tu salve, chino chana, sin parar, emprendiste un
camino, que te aleja de la tierra pero que en nuestros corazones, siempre
permanecerá.
Es un sendero
con olores a lavanda y a romero y campos bien amarillos, seguro que con
riachuelo, donde podrás encontrar un manojo de violetas , un puñado de fresitas silvestres, como
aquellas que de críos nos hiciste saborear, y cientos de margaritas te
mostrarán el camino para no volver atrás y así descansar en paz.
El abuelo
nos contaba, que la Aurora más bonita, no es esa que vence Guara, que es la que
se refleja en esos ojos de gata. Unos ojos hoy cerrados, que heredaron tus
hijos, nietos, bisnietos,… los ojos de Casa Jorge, que en el día del Pilar, la patrona de tu
pueblo, volveremos a buscar, y miraremos al cielo, y mandaremos besicos, que
seguro llegarán.
Coge
vencida y galopa, brava mujer montañesa, que te esperan: los osados, nobles,
rudos, siempre honrados, aquellos serrallapuertas, que Laguarta abandonaron, y
hoy te dan la bienvenida como lo hiciesen antaño, con un chaparral sentido, de
los labios de tío Eduardo.
Gracias
Abu, porque al igual que el rosal de Casa Jorge se erige firme y a las piedras
arraigado, y la Parra de Los Molinos, sigue haciendo así otro tanto, prometemos
no olvidarte y aferrarnos al recuerdo de una madre, una abuela y bisabuela a
quien le sobró coraje, que nos quiso por encima, de todo aquello que haya
habido en esta la madre tierra.
Gracias a
todos por acompañarnos, Descansa en Paz, Aurora.
Aurora Albás Santolaria: 31 de marzo de 1924 - 1 de julio de 2017.
Texto e imágenes: Carlota Albás, (Casa Jorge)
Preciosa y emotiva elegía de Karlota, leida con firmeza, y que dejó a los allí presentes con la emoción a flor de piel. Aplausos tras sus sentidas y acertadas palabras, fruto del conocimiento, de hablar y sobre todo de saber escuchar.
ResponderEliminarEn estas tierras no nos lamentamos, no sabemos hacer elegías...
ResponderEliminarAntes nos metíamos unas copas y unos platos consistentes, en el duelo.
Todo el mundo hablaba del ausente, como ahora Kar, pero sin lamento y si con orgullo. Buenos recuerdos de todos para compartir.
Gracias Kar por hacerlo.
Señora, siento que ya no pueda conocerla, la respeto por lo que cuenta su nieta y porque ella para mi significa mucho.
Beso
Pepe
Esta es la albada del viento
ResponderEliminarla albada del que se fue
que quiso volver de nuevo
pero no pudo ser
Lo siento
Saludos
Brava Jacetana
Que bonito, con cuánto amor se ha escrito.
ResponderEliminarTe lo dice, sin conocerte, un madrileño afincada hace pocos años en estos paises ribagorzanos!